Confían en nosotros sin preguntar, sin juzgar, sin dudar. Por eso las mascotas suelen responder incluso mejor que los humanos. Ya se trate de un perro leal o de un reptil tranquilo, los animales simplemente aceptan. Su apertura puede ser la clave del cambio visible. Lo vemos a diario: en los ojos, en la energía, en el movimiento. A veces no hace falta creer, sólo confiar.

